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Se conoce como ortorexia nerviosa al trastorno de la conducta alimentaria que consiste en la obsesión patológica por comer comida considerada saludable.
Se cree que la padece la no despreciable cifra de entre un 25 y un 28 % de la población.
Siendo el síntoma principal que caracteriza a esta enfermedad es la preocupación excesiva por todo lo que se ingiere, quien padece este trastorno dedica mucho tiempo a la adquisición, planificación y preparación de sus comidas.
Suele comenzar con el interés por hábitos de vida saludables, lo que está muy bien. El problema surge cuando esto se convierte en obsesión. En el afán por comer saludable se comienzan a suprimir muchos alimentos considerados insanos que, habitualmente, no se sustituyen por otros. Puede ocasionar importantes pérdidas de peso, y, lo que es más importante, pérdida de la capacidad de comer de forma intuitiva, o sea, se deja de saber cuándo se tiene hambre o cuándo se está saciado.
Orgullosos de su actitud, menosprecian a quien no lo hace, lo que suele tener como consecuencia el aislamiento social.
Siendo los padres un espejo para los hijos me pregunto cómo puede afectar, sobre todo en la etapa adolescente, esta forma de entender la alimentación desde el hogar.
Ejercicio físico y dieta saludable son los pilares para una vida saludable, tanto física como mental.
Pero… ¿qué está pasando con esta obsesión llevada al extremo?
Nos alarmamos con el aumento de la obesidad infantil, y estamos alimentando en silencio una práctica que puede llevarnos al otro extremo… ¡la anorexia!
