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Se trata del tratamiento de medicina estética facial con el que relajamos la musculatura facial, suavizando la arrugas existentes y previniendo la formación de nuevas.
Conocida por la mayoría como neuromodulación, es de los mejores tratamientos para de las arrugas de expresión, aquellas que se producen cuando gesticulamos.
Qué hace la neuromodulación
El tratamiento con neuromoduladores relaja la contracción muscular con lo que reduce la fuerza que empleamos al hacer determinados gestos.
Esto a su vez atenúa o incluso elimina las arrugas que se forman en nuestro rostro al gesticular, las llamadas “arrugas de expresión”.
El tratamiento con neuromoduladores por tanto armoniza nuestros gestos, nos da un aspecto no solo más fresco y relajado, sino que nos hace parecer incluso de mejor humor, lo que está demostrado que repercute positivamente en cómo nos ven los demás.
Mientras no hacemos determinados gestos o los hacemos con más relajación, nuestra piel está descansando, no marcamos de forma reiterada miles de veces al día determinadas arrugas propias de nuestra gesticulación, lo que lógicamente retrasa el envejecimiento en esa zona.
Por todo ello está claro que no solo trata las arrugas de expresión sino que ralentiza el envejecimiento de la zona tratada.
Para quién es el tratamiento con neuromoduladores
Es un tratamiento para mujeres y hombres de cualquier edad, ya sean jóvenes o mayores.
Puesto que lo que trata en esencia son las arrugas de expresión, las que hacemos al contraer ciertos músculos faciales, la gente joven es quizá la más candidata, pues comenzamos a tratar la piel cuando está en mejores condiciones, a tiempo de poder evitar la aparición o profundización de ciertas arrugas.
Por lo tanto puede ser considerado un tratamiento preventivo contra el envejecimiento. No hay que esperar a tener arrugas marcadas para tratarse, no hay que esperar a tener arrugas profundas, surcos cicatriciales que requerirán algo más que neuromodulación.
Como actúa la neuromodulación
Actúa sobre las terminaciones neuromusculares colinérgicas inhibiendo la transmisión nerviosa y relajando con ello los músculos sobre los que actúa.
El efecto sobre el músculo depende de la dosis administrada, de forma que podemos sencillamente relajar un movimiento o bien paralizarlo según nuestros deseos.
El arte de tratar con neuromoduladores
Lo primero y más importante que hay que hacer es decidir qué gestos queremos suavizar. Aquí es donde radica el arte y el éxito de este tratamiento.
Tendremos en cuenta como gesticula el paciente, la fuerza de la contracción de cada músculo, cosa que puede variar según el sexo, si es un paciente hiperactivo o hipertónico, y sobre todo, sus deseos.
Esto nos hace elegir los puntos concretos donde aplicar y las dosis que serán necesarias para conseguir el efecto deseado.
Es muy importante realizar fotografías que permitan valorar los resultados a posteriori, tanto para un posible retoque como para poder elegir el mismo efecto o cambiarlo en sesiones posteriores.
Y a partir de ahí la infiltración es muy sencilla. No requiere anestesia, y tras la misma el paciente puede volver a su vida cotidiana.
Rompiendo falsos mitos sobre la neuromodulación
Existe la creencia de que la neuromodulación deja la cara inexpresiva, motivo por el cual muchas personas se muestran reticentes a probar el tratamiento. Si entendemos que el efecto es dosis dependiente y que nosotros elegimos qué movimientos son los que queremos relajar, es fácil deducir que esta afirmación es falsa. Solo quedarán inexpresivos aquellos rostros en los que las dosis y/o los puntos de infiltración no hayan sido los adecuados, ya haya sido decisión del médico o del propio paciente.
En Artemédica consideramos que el tratamiento con neuromoduladores es un arte, arte a través del que armonizar la expresión facial sin paralizar el movimiento.
También hay quien tiene miedo a la neuromodulación por considerarla peligrosa. Para aclarar esto es importante explicar que las dosis empleadas en medicina estética son muy inferiores a las empleadas en otros campos de la medicina, como por ejemplo en la parálisis espástica infantil, y, sobre todo, miles de veces inferiores a dosis potencialmente tóxicas.
Conocer bien los neuromoduladores y eliminar falsas creencias es la clave para poder disfrutar del tratamiento.
A modo de conclusión
El tratamiento con neuromoduladores es un arma terapéutica fundamental en las consultas de medicina estética ya que, bien usado, es un producto inocuo, de efectos rápidos y sorprendentes que ilumina nuestra expresión y encanta a la casi todo el mundo que lo prueba.
Por algo es, con diferencia, el tratamiento medicoestético más realizado en todo el mundo.
Dra. Montserrat Albarrán Gómez
Nº. Col. 30/28/49454
Médico Especialista en Ginecología y Obstetricia
Experto en Ginecología Estética Funcional y Regenerativa
Máster en Medicina Estética y Antienvejecimiento