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Vamos a aclararte algunas dudas.La vaginosis o vaginosis bacteriana es una de las infecciones vaginales más frecuentes que existen, siendo la causa de casi la mitad de los cuadros de leucorrea patológica que aparecen en consulta.
Y no es propiamente una infección.
La vaginosis es una situación patológica en la que el equilibrio de la flora vaginal está alterado, y algunas bacterias que es normal encontrar en pequeña proporción, han crecido de manera exagerada habiendo aumentado su población hasta mil veces por encima de lo habitual, dando lugar a ciertos síntomas.
Microbiota vaginal
En muchas partes de nuestro cuerpo tenemos una población habitual de bacterias que, en su justo equilibrio, ejercen funciones beneficiosas para nuestro organismo. Son las llamadas bacterias saprofitas.
Así ocurre por ejemplo en el intestino o en la boca, dos de los lugares de nuestra anatomía donde hay mayor concentración de bacterias. Pero también hay bacterias saprofitas en muchos otros lugares que pensábamos que eran estériles como por ejemplo el útero.
Todas estas bacterias forman una población estable que hoy sabemos que ejerce funciones desde nutricionales hasta endocrinas y neurológicas, y tienen una enorme importancia en el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo. Es nuestro microbioma.
El conjunto de bacterias que se encargan del mantenimiento del equilibrio vaginal son el microbioma o microbiota vaginal, y su correcto estado y proporción son fundamentales para mantener una óptima salud vaginal.
Aunque la microbiota vaginal está compuesta de muchas bacterias saprofitas que son beneficiosas, las que se encuentran en mayor proporción son los lactobacilos. Diferentes cepas de lactobacilos como lactobacillus crispatus, jensenii o gasseri entre otros, se encargan de defender la vagina frente a la colonización de microorganismos patógenos.
La microbiota vaginal actúa como una barrera natural contra los patógenos que intentan infectarnos a través de diferentes mecanismos. Uno de ello es la producción de sustancias que actúan como antimicrobianos, como es el ácido láctico, que ayuda a que la mucosa tenga un PH ácido en el que muchos microorganismos patógenos no pueden vivir. También actúan simplemente ocupando un espacio que hace que no pueda ser ocupado por otros microorganismos.
Cuando la microbiota vaginal está alterada el pH vaginal también lo está, y la población de lactobacilos es escasa. Esto deja la vagina vulnerable al crecimiento y colonización patógena.
Hoy se sabe que hay muchos tipos de flora vaginal con diferentes combinaciones de lactobacilos y diferente vulnerabilidad a las infecciones. Estos tipos ya están tipificados, y se sabe que, así como hay mujeres que sufren infecciones vaginales con frecuencia, hay otras cuya microbiota las protege incluso del virus del papiloma humano (VPH), sin que aun tengamos muy claro cómo podemos influir en esto.
Vaginosis bacteriana
La vaginosis bacteriana ha recibido muchos nombres que dan una idea de la falta de definición del proceso, que lleva a que muchas veces no acabe de entenderse bien. Se la ha llamado vaginitis inespecífica, vaginitis por Haemophilus, vaginitis por Gardnerella y vaginitis bacteriana. Se la ha llamado inespecífica por estar producida por varias bacterias y no por una sola, aunque en realidad sí sabemos qué bacterias están implicadas. Y el término de vaginitis quizá sea menos adecuado al faltar los leucocitos que implican una clara inflamación.
La vaginosis bacteriana es un síndrome clínico que resulta de la sustitución de la flora vaginal saprofita normal de lactobacilos por bacterias anaerobias como la Prevotella y el Mobiluncus, Gardnerella vaginalis y Mycoplasma hominis.
De todas ellas la más abundante es la Gardnerella vaginalis, que, aunque sabemos que se encuentra normalmente en la vagina, en la vaginosis aumenta su población unas mil veces, algo parecido a lo que sucede con las bacterias anerobias.
Causas de la vaginosis bacteriana
No está claro el origen de la vaginosis bacteriana.
Lo que sí está claro es que no es una infección de transmisión sexual.
A pesar de ello es muy raro que se de en mujeres que no tiene relaciones sexuales.
Su aparición se relaciona con el uso de duchas vaginales, desodorantes y otros productos similares que rompen el equilibrio entre las bacterias y alteran el ecosistema vaginal. También puede alterar este equilibrio el contacto con el semen cuando este produce un cambio de pH en la vagina.
Síntomas de la vaginosis bacteriana
Más de la mitad de los cuadros de vaginosis bacteriana son asintomáticos.
Cuando la vaginosis bacteriana da síntomas estos suelen ser, flujo líquido con olor a pescado que empeora con el coito, sensación de estar siempre húmeda, y dolor con las relaciones sexuales.
Diagnóstico
La mayoría de las veces el diagnóstico se hace por los síntomas, si bien un cultivo de exudado vaginal puede confirmar el crecimiento exagerado de las bacterias causantes.
La presencia de esta vaginosis como diagnóstico exclusivo no hace necesario descartar infecciones de trasmisión sexual, pues no tiene nada que ver con ellas.
Tratamiento
El tratamiento de elección es el metronidazol o tinidazol oral y vaginal. A pesar de no ser una infección de transmisión sexual a veces es conveniente tratar a la pareja, sobre todo si hay recurrencias.
Tras el tratamiento antibiótico se aconseja intentar restablecer el equilibrio vaginal con el uso de probióticos (bacterias), prebióticos (alimento para las bacterias) y simbióticos (preparados que contienen ambos para que actúen de forma sinérgica).
Vaginosis bacteriana recurrente
La vaginosis bacteriana recurrente es una situación frecuente en consulta que no sabemos muy bien porqué se produce, pero que suele ser difícil de erradicar a pesar de los tratamientos antibióticos repetidos y el uso de probióticos.
Las vaginitis y vaginosis recurrentes tienen hoy en el láser vaginal un recurso terapéutico eficaz cuando no han funcionado otros más convencionales. El láser vaginal mejora el pH devolviéndole su acidez restableciendo con ello el equilibrio de la flora saprofita de la vagina.
En resumen
- La vaginitis bacteriana es una situación infecciosa muy frecuente que, aunque no es grave, produce mucha incomodidad a la mujer que la padece.
- En realidad es una alteración del equilibrio de la microbiota vaginal, lo que hoy se conoce como disbiosis.
- No es una infección de transmisión sexual ni su aparición hace que se puedan sospechar.
- Si notas mal olor, aunque no tengas otros síntomas, debes consultar al ginecólogo.
- En principio el tratamiento es fácil, pero conviene hacerlo de forma correcta sin olvidar los probióticos para intentar que no recurra o se haga crónica.
- En casos de recurrencia el láser vaginal es una buena opción terapéutica.
Dra. Montserrat Albarrán Gómez
Nº. Col. 30/28/49454
Médico Especialista en Ginecología y Obstetricia
Experto en Ginecología Estética Funcional y Regenerativa
Máster en Medicina Estética y Antienvejecimiento